Una convivencia posible
María
Augusta Iturralde
A lo largo de los años frente al reto de
trabajar en la comunicación de causas
sociales, he podido encontrar frecuentemente una inexplicable distancia
entre la promoción de una causa y la construcción de marca de la organización
que la lleva adelante.
Esta extraña separación seguramente
responde a la necesidad –legítima- de anteponer la visibilidad de la causa a cualquier
otra acción, incluida la imagen de la organización por considerar esto último
innecesario o superficial.
También podría explicarse por la
especialización en el ámbito de desarrollo de quienes dirigen estas
organizaciones.
Llamamos advocacy (abogacía, cabildeo) a la posibilidad de promover una
causa frente a los grupos de interés, incidir de alguna manera en la toma de
decisiones para la construcción de políticas públicas o la priorización de
recursos; y branding a la creación,
construcción y gestión de una marca y
los elementos que la componen.
Cuando hablamos de causas de interés
social, nos enfrentamos a la necesidad de sensibilizar a la audiencia,
evidenciar realidades complejas, promover su interés y generalmente, propiciar
un cambio. Aunque se trate de un tema no
comercial, no es descabellado pensar en la
utilización de herramientas del marketing para lograr estos objetivos.
Según Philip
Kotler, el marketing social busca generar cambios de comportamiento
publico y aplica las técnicas de marketing para incrementar la adopción
de ideas y causas de alto consenso.
Si hablamos de marketing social,
incorporar al branding o gestión de
marca como herramienta fundamental es simplemente complementario. La marca es un activo importante de toda
organización, activo que se completa con un producto, en este caso, una causa.
Hay suficientes casos alrededor del
mundo, que demuestran que contar con una marca poderosa es compatible y conveniente para hacer
efectiva una estrategia de advocacy.
Es claro que un plan adecuado de
incidencia aportará a la construcción de la marca y una marca fuerte facilitará
la tarea de promover la causa.
Marcas como UNICEF, WWF, The Nature
Conservancy, son ejemplos interesantes de sinergia entre advocacy y branding, marcas
que han roto el molde y han aprovechado herramientas del mercadeo, la
comunicación, la publicidad y han demostrado saber persuadir y ser efectivas.
Una convivencia estratégica entre advocacy y branding es posible, contribuye a la reputación institucional y a
la generación de cambios.
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