lunes, 6 de febrero de 2012

LAS IDEAS SE ENCIENDEN UNAS A OTRAS COMO LAS CHISPAS ELÉCTRICAS


Crónica de una experiencia ya añeja, pero siempre fresca.

Alguno pide una gaseosa, otro entra a la sala de reuniones todavía colgado del i-pod, la Martita, martirio le decimos, está atenta a filtrar las llamadas y resolver los problemas sin que lleguen al recinto en el que nos hemos instalado en un comité creativo. Por puro branding le decimos Komité Kreativo.

Es el komité kreativo una herramienta que nos encanta. Nos juntamos todos (somos un equipo central chico) además de algún invitado especialista en el tema que vamos a tratar. Digamos, por ejemplo, que se trata de encontrar una idea para contribuir en la conservación de anfibios, tan importantes y tan relevantes en nuestra biodiversidad, tarea encargada por un laboratorio científico que estudia estas especies con dedicación académica y que ve amenazada su sostenibilidad financiera.

Está integrado al equipo Mario, nuestro consultor externo especialista en biodiversidad y procesos de comunicación. La reunión empieza con una explicación de Mario sobre los anfibios, qué mismo son, qué importancia tienen, nos cuenta su historia, lo hace apasionadamente; su solo relato nos transporta a un mundo exótico y maravilloso que desconocemos por completo.

Al comprender que cuando hablamos de anfibios hablamos, fundamentalmente, de sapos, ranas, salamandras e ilulos, no faltan las interjecciones: ¡huácala…sapos!, las comparaciones: ¡ahhhhh, o sea que el congreso está lleno de anfibios”, las preguntas llenas de curiosidad, las afirmaciones, las anécdotas; en todo caso se produce en la sala una sinergia que es mezcla de admiración y entusiasmo y que empieza a desgranarse en ideas.

Una idea da pie a otra y esa a otra más, y a otra y a otra. Hemos pasado desde la simple sugerencia de publicar un libro que sensibilice a la población sobre la importancia de estas especies, hasta ideas tan locas como hacer una manifestación y llenar de sapos vivos las instalaciones del congreso nacional.

Se suceden las sugerencias, el entusiasmo hace olas que muchas veces se estrellan contra la realidad de lo inejecutable; los recursos no alcanzan, las ideas superan las posibilidades; en ese ejercicio se ajustan progresivamente las ideas, se vuelven más precisas, cada uno aporta sus criterios, su imaginación, sus conocimientos.

Acabamos el komité kreativo con una idea concreta: vamos a armar una gran exposición con anfibios vivos y todo lo que se relaciona con ellos. Un gran centro de interpretación temporal, de carácter lúdico y educativo, para convocar a la población a encontrarse con su biodiversidad, apreciarla, protegerla. Nos inventamos un gran evento, le llamamos SAPARI, creemos que la gente se asombrará, se maravillará, “se quedará saperoca”.

Pasa la idea a manos de los expertos en hacerla realidad. A los financieros para perfilar el proyecto, a los expertos en manejo para desarrollar sus planes, a los diseñadores y constructores para desarrollar su montaje, a la gente experta en mercadeo para desarrollar sus estrategias.

El SAPARI estuvo abierto al público varios meses en el Centro Cultural de la Universidad Católica, de paso dueña de los anfibios como parte de su laboratorio de herpetología. Visitaron esta muestra cerca de 130.000 personas que se asombraron, se maravillaron, se quedaron saperocos.

¿Sabrán esos sapitos que habitaron el SAPARI y hoy viven en la memoria de quienes los redescubrieron deslumbrados, que las ideas se encienden unas a otras, como las chispas eléctricas?

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